Siempre pensé que el actuar como cardumen ante determinados problemas haría que estos se solucionasen mucho mas rápido y fácil gracias a la organización y fuerza del conjunto.
Pensaba, cuanto tiempo de vida le quedaría a la pobreza, si todos nos pusiéramos de acuerdo en combatirla. Cuanto le quedaría a la desigualdad de oportunidades si todos pensáramos que para tener una sociedad mas justa es necesario que todos partamos desde la misma base.
Nuestro actual estilo de vida nos a empujado a implementar soluciones individuales que no sirven para solucionar lo que necesitamos pero si para mantenernos calmos pensando en que algo estamos haciendo. El poner rejas, cercos electrificados, auto-excluirnos en barrios privados, etc, no contribuye en absoluto a terminar con el tema de la inseguridad. Básicamente por que lo único que hacemos tomando este tipo de medidas es meter la cabeza en el hueco. Obviamente que son más simples y sus resultados a corto plazo son amenos. Pero nos quedamos en el corto plazo.
Si este sistema de soluciones a medida sigue adelante, cuando tiempo de vida les quedaran a estos “arreglos”. ¿Cuanto tiempo más podemos seguir viviendo en un barrio privado, o con cercos electrificados, o con paredes enormes, etc.?.
Que pasaría si empezaran a formarse centros vecinales en donde todos, una vez por semana, concurran a plantear y solucionar problemas de toda la comunidad.
Que pasaría si empezáramos a pensar en colectivo.
Que pasaría si comenzáramos a poner el bienestar colectivo antes de nuestro bienestar individual.
Esta idea, lejos de intentar ser altruista, plantea el concepto de pensar en las repercuciones de nuestros actos en la sociedad antes de llevarlos adelante.
Hoy por hoy la sociedad mundial esta apurada para llegar a ningún lado, llevando un estilo de vida insostenible, sin tolerancia ni paciencia. Sin empatía. Sin demostraciones de afecto. Sin chistes tontos. Llena de rabia, de ira sin saber por que. Llena de remedios para curar males que el mismo apuro genera.
Como es posible que diariamente mueran 24.000 personas de hambre el mundo. Son 8.760.000 personas que por no comer...mueren por año. Evidentemente viendo este número a todos se nos eriza la piel. Pero...¿por qué no hay un accionar colectivo? ¿Por qué si todos coincidimos que algo esta mal no hay movilizaciones de masas?.
Esta claro que el no ver y/o tocar el problema genera un adormecimiento de sentimientos. Esto queda en evidencia cuando grandes catástrofes azotan regiones o países enteros y la solidaridad de los pueblos aflora. Pero...la pregunta que viene de manera obligada es, ¿sale a la superficie por motus propio o por influencia?. Lamentablemente sale por influencia. Esto quiere decir que la solidaridad colectiva se activa tan solo cuando los grandes medios de comunicación muestran y llevan el drama a la espectacularidad. Pensemos en un ejemplo claro y rápido. Haití. Cuando fue el terremoto que devasto el país la solidaridad mundial estuvo firme, pero...actualmente y con sinceridad, alguien se acuerda de Haití?.
Todo problema con el tiempo sigue existiendo pero no en el imaginario colectivo sino en el individual.
Ciertamente no tenemos autonomía como sociedad. Posiblemente tampoco como sujetos. Dependemos de lo que nos den y de lo que se nos diga que tenemos que pensar para que la rueda económica siga girando.
Nuestro estilo de vida colectivo e individual a la vez es claramente el problema. La comodidad que nos presenta nuestros estilos de vidal hace que los sentimientos que lo cuestionarían, se adormezcan. Hoy por hoy, se plantean cientos de soluciones a los grandes problemas de la humanidad. Pero en ninguno aparece como parte de la solución el cambio en nuestra forma de vida.
Nuestro nivel de consumo no es viable a largo plazo pero en el corto es tan placentero que nadie esta dispuesto a cambiarlo. Por tal, esgrimamos las más intrincadas teorías sobre los deseos y como cada uno, individualmente, tiene derecho a querer lo que quiera. Lo cual, en realidad no sería un problema, siempre y cuando lo que yo quiera no haga que otro no pueda tener lo que desea.
Ahora volvemos hasta el principio en donde plantéabamos la idea de que una sociedad más justa sería aquella en donde todos puedan partir desde la misma base y llegar hasta donde cada uno se esfuerce o quiera sin perjudicar a nadie.
El sistema de consumo actual, nos enseña desde niños a desear y a desear cada vez más. El problema de esto es que llega un punto en donde que para poder satifascer nuestros deseos es necesario que alguien, preferentemente lejos, no pueda hacerlo. Si esto no pasa, el sistema económico colapsaría.
Tal situación genera un panorama en donde el 20% de la sociedad consume el 80% de los recursos y el 80% consume tan solo el 20 restante.
No es posible tener todos todo. Para que alguien tenga mucho, otro tiene que tener poco. Es una mera distribución lógica de riquezas.
Por lo tanto, nuestro sistema actual de consumo es el resposable de la pobreza y desigualdad planetaria. Ergo...cada uno de nosotros, en parte, es responsable de eso.
Seguramente muchos nos dedicamos con todo nuestro corazón a intentar cambiar la realidad de miles de personas. La pregunta que deberíamos hacernos e intentar encontrar una respuesta para complementar de manera perfecta y así potenciar nuestra capacidad de cambio sería, que ¿cantidad de pobreza estoy generando a diario con mi estilo de vida?.
Ante la ley hay un guardián. Un campesino se presenta al guardián y le pide que le deje entrar. Pero el guardián contesta que de momento no puede dejarlo pasar. El hombre reflexiona y pregunta si más tarde se lo permitirá.
- Es posible - contesta el guardián -, pero ahora no.
La puerta de la ley está abierta, como de costumbre; cuando el guardián se hace a un lado, el campesino se inclina para atisbar el interior. El guardián lo ve, se ríe y le dice:
- Si tantas ganas tienes - intenta entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda que soy poderoso. Y sólo soy el último de los guardianes. Entre salón y salón hay otros tantos guardianes, cada uno más poderoso que el anterior. Ya el tercer guardián es tan terrible que no puedo soportar su vista.
El campesino no había imaginado tales dificultades; pero el imponente aspecto del guardián, con su pelliza, su nariz grande y aguileña, su larga bárba de tártaro, rala y negra, le convencen de que es mejor que espere. El guardián le da un banquito y le permite sentarse a un lado de la puerta. Allí espera días y años. Intenta entrar un sinfín de veces y suplica sin cesar al guardián. Con frecuencia, el guardián mantiene con él breves conversaciones, le hace preguntas sobre su país y sobre muchas otras cosas; pero son preguntas indiferentes, como las de los grandes señores, y al final siempre le dice que no todavía no puede dejarlo entrar. El campesino, que ha llevado consigo muchas cosas para el viaje, lo ofrece todo, aun lo más valioso, para sobornar al guardián. Éste acepta los obsequios, pero le dice:
- Lo acepto para que no pienses que has omitido algún esfuerzo.
Durante largos años, el hombre observa casi continuamente al guardián: se olvida de los otros y le parece que éste es el único obstáculo que lo separa de la ley. Maldice su mala suerte, durante los primeros años abiertamente y en voz alta; más tarde, a medida que envejece, sólo entre murmullos. Se vuelve como un niño, y como en su larga contemplación del guardián ha llegado a conocer hasta las pulgas de su cuello de piel, ruega a las pulgas que lo ayuden y convenzan al guardián. Finalmente su vista se debilita, y ya no sabe si realmente hay menos luz o si sólo le engañan sus ojos. Pero en medio de la oscuridad distingue un resplandor, que brota inextinguible de la puerta de la ley. Ya le queda poco tiempo de vida. Antes de morir, todas las experiencias de esos largos años se confunden en su mente en una sola pregunta, que hasta ahora no ha formulado. Hace señas al guardián para que se acerque, ya que el rigor de la muerte endurece su cuerpo. El guardián tiene que agacharse mucho para hablar con él, porque la diferencia de estatura entre ambos ha aumentado con el tiempo.
Cuando leí esta nota en página 12 pensé casi automáticamente en algunas cosas.
Sé que página esta últimamente siendo algo oficialista pero es necesario dejar plasmada su postura de una manera que haga que en la nota uno encuentre un sesgo muy grande?
Concuerdo absolutamente con que la "vida" excede por completo a los 9 meses de gestación.
Pero, lo que me molesta un poco, para no decir mucho, son las visiones del pasado sectorizadas.
Paso a explicar la idea.
El autor de la nota, Don Eduardo, marca la incoherencia de un grupo amplio de personas que dicen estar a favor de la Pro-Vida pero que en los tiempos donde el gobierno nacional hizo cosas a favor de la pro-vida ellos no estaban allí.
Esto me hace pensar y decir...porque De la Serna no hace lo mismo con el gobierno nacional? Porque no se pregunta dónde estaban los que ahora "dirigen" el país en la época del proceso? Donde y con quien estaban en la época neoliberal, tan criticada en la nota?
Con esto no quiero decir que Eduardo de la Serna esté equivocado ni mucho menos pero, cada vez más, veo que esta separación entre oficialismo y contra deja miopes a muchos. La frase "estás conmigo o estas en contra de mi" comienza a tener un fuerte valor. Esta frase como ven, no me da la posibilidad de estar a favor de algunas ideas y en contra de otras porque "o estoy con vos o estoy en contra de vos".
Me molesta la híper parcialidad de algunos medios que afirman que al campo no le interesa el "modelo redistributivo de la riqueza" y que lo único que buscan el llenarse los bolsillos porque...si pensamos eso también estamos obligados a ver la otra parte y preguntarnos, si el volar en aviones privados al sur con toda una comitiva varias veces al mes...es redistribución? Tener cientos de hectáreas compradas a precios ilógicos...es redistribución? el haberse quedado con los intereses generados por el dinero de la venta de YPF...es redistribución, el lucir vestimentas que claramente valen mucho más que lo que un campesino esclavo (que recién ahora se dan cuenta que existen) gana por año...es redistribución?
Como ven...en ambas partes hay incoherencias muy fuertes. Lo que me molesta, y lo vuelvo a decir, es que en las dos orillas Siempre estén en condiciones de tirar la primera piedra...mientras que los que vivimos el día a día seguimos peleándola para poder sobrevivir con cierta dignidad.
Para visitar la página web de la cooperativa entra aCUC Sitio Web
La Cooperativa Unidos por el Calzado (CUC), es una fábrica recuperada por sus trabajadores, autogestionada por ellos desde hace más de un año. Se encuentra localizada en el Partido de General San Martín (primer cordón industrial del conurbano bonaerense), en lo que era la “Planta 1” de la ex firma Gatic, una de las empresas productoras de calzado e indumentaria deportiva más importantes de todo el país.
La “Planta 1” de San Martín fue la sede “madre”, “la fábrica donde empezó todo”, inicialmente en un pequeño galponcito de 100 metros cuadrados donde su fundador, un argentino hijo de inmigrantes, inició la construcción de la gran empresa nacional a fines de la década del cincuenta.
La ex Gatic tenía (entre otras), la concesión de la marca Adidas y fue proveedora de zapatillas y ropa deportiva para la Selección Nacional de Fútbol. Llegó a tener más de 20 plantas de producción en las provincias de Buenos Aires, La Rioja, Córdoba y Corrientes, contabilizando alrededor de 7200 trabajadores en sus épocas de esplendor.
Incluyendo calzado, indumentaria y accesorios, Gatic llegó a facturar 320 millones de dólares al año. Los trabajadores llegaron a vivir una cierta bonanza económica que se fue perdiendo paulatinamente durante la década del noventa. Se señalan como causantes de la debacle, la apertura indiscriminada del mercado local, la crisis económica del país en general, un endeudamiento feroz y errores de gestión cometidos por sus directivos.
En el año 2000 se decide un cambio de dirección en la empresa, el fundador de la misma cede el timón a otras personas y se retira. Ya para ese entonces los trabajadores venían tolerando atraso y reducción de los pagos que derivaban en graves problemas personales y familiares (presión arterial, stress, alteraciones en el sueño, depresión, separación conyugal, etc.). Hacia fines del 2001 el nuevo directorio decide despedir a todos los empleados de “Planta 1” y se llevan las máquinas a la sede de Pilar. Los trabajadores en respuesta montan (con la ayuda de familiares, vecinos y estudiantes) una carpa frente a la fábrica “resistiendo” y “haciendo el aguante” casi un año en la calle. Hacia mediados de 2002, ya constituidos en cooperativa, arman un plan de negocios con la idea de trocar deuda salarial por máquinas y montar una fábrica en un predio que les sería cedido en José León Suárez.
En ese momento vuelve a cambiar la conducción de Gatic. Se reabre Planta 1 y se toma a todos sus empleados. Sin embargo comenzarían a sucederse una serie de dificultades, entre ellas la perdida de la licencia Adidas. Hacia septiembre de 2003 los trabajadores nuevamente ven demorarse los pagos, cansados de volver vivir la misma historia el 17 de octubre de 2003 deciden tomar la planta.
Desde entonces la Cooperativa Unidos por el Calzado (CUC) pasó por varias etapas. El cuerpo de trabajadores quedó compuesto por ex trabajadores de la ex Gatic de las sedes de San Martín y Pilar (que también había cerrado en el proceso), y nuevos miembros, familiares de estos trabajadores, mayormente jóvenes, a quienes se capacitó en los diferentes oficios que involucra la planta y fueron incorporados a la cooperativa.
El momento de la autogestión productiva comenzó a partir de abril de 2004, cuando el juez, que dejó el edificio, las máquinas e instalaciones bajo el cuidado de los trabajadores, los autorizó a producir. El 22 de diciembre de 2004 lograron la expropiación. Superada la batalla legal en sus trazos más gruesos, este grupo trabajadores se plantea fortalecer y desarrollar el proyecto tanto en sus aspectos productivos como comunitarios, ese es su nuevo desafío.
Sobre la derecha y la izquierda está bueno tener muy en claro que es una política de izquierda y una política de derecha. Pero más allá de esto está bueno también tener en claro que se quiere decir cuando uno dice "soy de izquierda" o "él es de derecha" ya que nadie por ignorancia política va a afirmar ser de derecha en un planeta retrogrado que castiga al que este a favor de la política imperante.
Con respecto a qué lado estoy, me gustaría decir que del lado izquierdo. El Zurdo. Pero la verdad que desde que visito los barrios del conurbano bonaerense todas las semanas me sigo dando cuenta que nada hasta ahora inventado funciona.
En los asentamientos bonaerenses, al menos los que yo recorro, la mayoría de los vecinos, los muy mal llamados negros de mierda, tienen una idea sumamente clara. El concepto es el siguiente: "Si vos tenes la posibilidad de usar o hacer algo...hacelo" esto nos da pie pensar y afirmar que no hay ningún tipo de resentimiento de ellos hacia nosotros pero si de nosotros hacia ellos. Vemos una persona que camina hacia nosotros con determinada vestimenta y cruzamos la calle. Nosotros estamos 30 minutos bañándonos. Nosotros salimos los fines de semana y nos gastamos más de 100 pesos en alcohol para poder estar en pedo y hacer cosas que sobrio no nos animamos. Nosotros somos lo que sufrimos por el hambre en África siendo todos los días nos cruzamos con el futuro descalzo y con hambre y no hacemos nada. Esto podría seguir así indefinidamente citando situaciones en las que somos por completo indiferentes.
Gracias al haber conocido muchísimas familias que viven en la misma situación o peor que las familias del Parque Indoamericano (no quiero tocar este tema particularmente, tan solo lo uso de ejemplo) llego a la conclusión que ni la izquierda ni la derecha funcionan. Esto me puso la siguiente pregunta en la cabeza: "¿porque?". Creo que la respuesta más acertada es que fallan porque fallamos nosotros como materia prima de un sistema que va camino al barranco sin frenos.
Entonces...si estamos tan mal...como cambiamos? VIVA LA REVOLUCION debería decir yo, alguien con el tatuaje de Guevara en el hombro, y luchar por una revolución armada. Pero SE que no funcionaría porque lo estaríamos imponiendo y si te pones a ver la historias de las revoluciones todas han fallado y creo que por el imponer. Hasta la francesa que es en la que "mejor" salieron las cosas. Libertad, Igualdad y Fraternidad gritaban en su momento los ciudadanos de un país en donde hoy reinan la xenofobia y las murallas anti excluidos.
Creo que el cambio va a llegar el día en que solos, sin ayuda externa, nos demos cuenta que si todos estamos mejor, todos estamos mejor. Tenemos que darnos cuenta que los cambios se hacen en equipo. La idea del mesías es una ilusión religiosa. El día en que logremos sentir lo que sienten nuestros hermanos y hagamos algo, ese día las cosas comienzan a cambiar. El día en que nos duela estar 30 minutos bajo la ducha haciendo nada, ese día las cosas comienzan a cambiar. El día en que nos duela ver un niño desclaso, desnudo y con hambre (en el mejor de los casos) y hagamos algo para cambiar su realidad, ese día comienzan a cambiar las cosas. El día en que dejemos de cambiar el mundo desde un café, ese día comienzan a cambiar las cosas. Sinceramente no me interesa si alguien es de derecha o de izquierda mientras que haga algo por los más necesitados. Hoy por hoy el decir que se es de izquierda es sinónimo de intelectualidad, de reaccionario, de saber dos frases de Marx y citarlas constantemente o de usar una remera con impronta POP con la cara del Che. Mientras que ser de derecha es simplemente ser Nazi.
Como veras todo esto lo único que hace es separarnos entre zurdos y fachos. Tenemos que darnos cuenta que el cambio sos vos, soy yo, somos nosotros y que tenemos, no una obligación, pero si un deber moral de ayudar al que más lo necesita. Pero las cosas (para volver a usar la frase) van a empezar a cambiar el día en que no nos importe si tengo o no la obligación o deber de hacer algo y lo hagamos porque nos haga bien.
Así que si me preguntas si soy de izquierda o derecha mi respuesta seria corta, de ninguna de las dos. Me gusta como doctrina el socialismo pero nada más, sé que mientras nosotros no cambiemos cualquier fórmula política va a fracasar.
Ser voluntario no es nada fácil, requiere voluntad, algo que no todos tenemos, y que cuando la tenemos, no siempre nos dura.
Yo soy voluntario, y tengo voluntad, pero, debo admitir a veces la pierdo de vista, a veces la dejo bajar y caerse mucho.
Hay días en que no quiero levantarme tan temprano para ir a recorrer el barrio, días que no me sale. Y hay días que me levanto y paso varios de ellos sin dormir haciendo cosas por ese barrio, por esas familias.
Por momentos ser voluntario es para algunos motivo de verguenza, o arrepentimiento, no por nosotros, sino por otras personas que nos miran y dicen: "Se equivocan", "Eso está mal", "Qué pesado con el techo"...tantas cosas. Y por momentos, debo admitir, me hacen cuestionarme un poco. Pero nunca nunca renunciar a esto.
Ser voluntario es darle al otro lo que uno tiene, esforzarse, conocer, compartir con personas que capaz la vida no nos hubiera cruzado de otra manera. Yo hace un tiempo elegí levantarme, empezar a ver y sentir la realidad, dejar de escuchar lo que otros me decían y salir a conocerla, a hacer algo para cambiarla. Al fin y al cabo, de qué puedo quejarme si no hago nada por cambiarlo??
Y hoy sentado acá, con el cansancio y la mugre encima, miro fotos y videos que retratan lo que hacemos, lo que logramos, lo que cambiamos. Y las palabras y críticas de todo el resto desaparecen, sólo caen lágrimas, lágrimas de orgullo.
Mi tanque de voluntad está que rebalsa en este momento, estallo de orgullo, hoy quiero aferrarme a esta sensación que tanto empuje me da y no perderla, para seguir siempre así.
Ser voluntario es algo que no se puede describir exactamente, hay que vivirlo.
Es sentir orgullo de hacer algo que es para alguien más, es empaparse de lágrimas por la felicidad de otro, es dar.
Estoy orgulloso, de nuestros barrios, de nuestras familias, de cada una de las personas que pone hasta la última gota de energía para cambiar esta realidad que a veces es tan dura que duele.
Somos de diferentes lugares, religiones, sexos, ideas, pero nos une algo mucho más fuerte que eso, TODOS SOMOS VOLUNTARIOS.
Para cada uno de ellos, mis HERMANOS voluntarios, un abrazo sincero y fuerte.
Julio Gutiérrez voluntario de Un Techo para Mi País
Buenos Aires, agosto de 2010 – Un Techo para mi País realizará por tercera vez la gala solidaria “Todos por un Techo”. Importantes celebridades y empresarios estarán presentes esa noche para sumarse a la iniciativa. Iván de Pineda y Luz Cipriota serán los Maestros de Ceremonia. Además, asistirán a la cena Araceli González, Marcela Kloosterboer, Sebastián Estevanez, Sebastián Wainraich, Eduardo Blanco, Geraldine Neumann y Pancho Dotto entre muchos otros.
El objetivo de la cena es recaudar fondos para la Construcción de Viviendas de Emergencia y el desarrollo de planes de Habilitación Social, que giran en torno a la educación, la salud, capacitación en oficios y microcréditos. Esto permitirá, además, un paso más en la meta anual de llegar a los“2010 Techos para el 2010”.
Bajo el lema “Tu compromiso construye”, el evento se realizará siguiendo los pasos de una construcción. Otra de las sorpresas de la velada será un show en vivo preparado por voluntarios junto al reconocido bailarín Maximiliano Guerra.
La gala cuenta con el asesoramiento de Lottie Taylor y Aló Terán, la ambientación de Gloria César, la musicalización de Héctor Suásnabar y el apoyo de Banco Hipotecario y Santander Río.
Vamos che vamos que juntos podemos, anotense para la colecta, les dejo el link para que se sumen a la cuadrilla 4 en zona norte, vamooooooo pilaaa cheee!!!!!!!!!
Esnob. Excéntrico. Aburrido de su fortuna. Vaya a saberse cuál de todas estas características entran mejor en la descripción del misterioso multimillonario que, según publicaron los diarios británicos ayer, decidió comprar un departamento en Londres por casi 170 millones de euros (874 millones de pesos argentinos, sí).
Claro que el hogar en cuestión no es un dos ambientes recién pintado, con balcón a la calle. Se trata nada menos que de un último piso que en sus espacios de uso común ofrece spas, piscinas y club de vino, entre otras “maravillas”, situado en una de las mejores zonas de la capital inglesa, dentro de un complejo pensado por uno de los más notables arquitectos del mundo.
Con este precio, el departamento de dos plantas y seis dormitorios, que aparentemente habría comprado un jeque árabe del mundo del petróleo, se convierte en la vivienda más cara del mundo , rótulo que a sus desarrolladores les servirá para vender el resto de los 80 pisos (algunos ya tienen dueño y por un precio que no supera los 30 millones de euros) repartidos en cuatro bellas torres diseñadas por el prestigioso Richard Rogers, premio Pritzker 2007 (ver “Un maestro...” ).
El inmueble, que todavía está en construcción y sería inaugurado en octubre de este año, forma parte del complejo One Hyde Park. Está localizado justamente frente a las 200 hectáreas del gran pulmón verde de Londres y es vecino al palacio real de Buckingham.
Además de la media docena de habitaciones y una amplia sala de estar que ofrece una inigualable vista panorámica sobre Londres, este ático posee un servicio de habitaciones las 24 horas, brindado por el exclusivo hotel Mandarin Oriental y un acceso subterráneo privado al restaurante de Heston Blumenthal, considerado uno de los mejores chefs del mundo. El diseño es idea de sus desarrolladores, los hermanos Christian and Nick Candy, que compraron ese terreno por lo mismo que vendieron este duplex.
“Esto altera la ecuación del mercado inmobiliario en Londres –entiende Arturo Grieben Saubidet, martillero, experto en tasaciones, de la inmobiliaria J. L. Ramos–.
Por un millón de libras tenés casas impresionantes en esa ciudad . Pero la firma de Rogers, el Hyde Park enfrente y el lujo hacen la diferencia”, entiende, antes de agregar otro dato tentador para el mundo de los ricos: “Además sos vecino de la Reina”.
Si bien Londres es una ciudad bastante segura, no hay detalles entregados al azar en una construcción de semejante relevancia. El millonario que ocupe ese duplex vivirá tranquilo: además de escáneres de iris para poder subir a los ascensores, ventanas a prueba de balas, una habitación de antipánico (¿por si se viene el fin del mundo?), un cuerpo de guardaespaldas no dormirá para que nada perturbe la apacible vida en One Hyde Park. Si tiene 170 millones de euros sabe que usted, allí, será bienvenido. Que lo disfrute.
JOHANNESBURGO. Jabulani, la pelota que fabrican trabajadores paquistaníes a razón de 3 euros diarios en jornadas de doce horas y que se vende hasta por 120 euros en tiendas europeas, ejerce poderes cada vez mayores. Aquí en Sudáfrica, concluida la fiesta, la prensa insiste en decir que el fútbol "ha enseñado el camino por seguir". Ahora, agregan los editoriales, hay que trasladar a otros ámbitos la eficiencia y la pasión del Mundial para que Sudáfrica sea un nuevo país. También en la campeona España se habla del fútbol como modelo por imitar. Porque la selección, dicen las crónicas, olvidó regionalismos, se unió detrás de un mismo objetivo y les dio una lección a los políticos. Lo mismo decían en Francia de la selección multiétnica campeona del 98, ahora vergüenza nacional tras su fracaso en Sudáfrica 2010. "Representan a Francia, no a la «banlieu»", advirtió un diario a los jugadores al recordarles, ahora sí, de los barrios marginales en que fueron criados. En Alemania, Mesut Özil será alemán mientras siga jugando bien. Cuando deje de hacerlo, será un turco que lee el Corán antes de los partidos.
El fútbol de sociedad de España, dicen los analistas deportivos, marcó el triunfo del equipo por sobre las individualidades en el Mundial de Sudáfrica. El triunfo de equipo y de fútbol ofensivo, aunque, paradójicamente, España es la campeona con menos goles en la historia de los mundiales. España apuesta al toque y la posesión. Otros han salido campeones de contragolpe, como casi lo hace la propia Holanda el domingo pasado. No todos han sido campeones con el modelo de la España. Es un modelo made in Barcelona, un club exitoso en la Liga más desigual del mundo. Dos clubes poderosos reciben de la TV española 19 veces más que el último de la tabla. Monopolizan los títulos. Y lideran también una deuda que llega a los 5000 millones de euros. Sonaba ofensivo para un país en crisis. El título aplazó el debate.
También otros apostaron al juego de equipo en Sudáfrica. ¿O no lo criticaron a Dunga en Brasil porque en nombre del equipo prescindió de las estrellas? ¿Y a Marcello Lippi en Italia porque tampoco él se animó a llevar cracks más individualistas, como Francesco Totti, Mario Balotelli y Antonio Cassano? ¿No se dijo acaso que al Chile colectivo de Marcelo Bielsa le faltaron individualidades de mayor jerarquía para ganarles a los mejores? ¿No será que el equipo, por tratarse de un deporte colectivo, es la mejor vía, pero que el fútbol también precisa de la estrella para el triunfo? ¿No debe acaso el fútbol muchas de sus mejores obras a la creación libre de sus artistas más conocidos? ¿No son creaciones caóticas algunos de los goles más geniales que Lionel Messi anotó para Barcelona? Messi precisa del orden de Barcelona como Barcelona del caos de Messi. La Argentina anárquica de Diego Maradona era caos más caos. Cayó aplastada por el orden colectivo de Alemania. La selección, individualista, es igual que el país, se afirmó. ¿Pero acaso los mayores triunfos del deporte argentino no son obras de equipo? ¿Qué fue, si no, el histórico doble oro del fútbol y del básquetbol en Atenas 2004? ¿Y los triunfos de los Pumas y de las Leonas? ¿No son también ellos el país?
Sudáfrica 2010 fue una exitosa fiesta popular bajo las reglas del imperio FIFA. "Nombremos presidente a Joseph Blatter", ironizó un diario. Casi cien mil policías en la calle. Tribunales especiales. Leyes especiales. A Themba Makubu, que cometió el primer robo de su vida en pleno Mundial, un teléfono celular, le impusieron cinco años de cárcel. El juicio duró 20 minutos. A la FIFA, un día antes del comienzo de la fiesta, la eximieron de impuestos para que hiciera en Sudáfrica el mejor negocio de toda su historia. Los pobres que habitan en los alrededores del estadio Mbombela siguen sin luz y sin agua, pese a las promesas. Sí se llegó a tiempo con el estadio, aunque ahora, después de cuatro partidos mundialistas, tal vez pase a ser un elefante blanco, igual que otros más. "El orgullo de tener estadios de Primer Mundo", editorializó un diario. "El «primer mundo», respondió un lector, no se mide por estadios de fútbol, sino por valores como salud, educación, vivienda y justicia".
La euforia mundialista fue colocada por autoridades y por la prensa a la altura de la liberación de Nelson Mandela y de las primeras elecciones libres en 350 años. Las luchas antiapartheid que costaron la vida de miles fueron equiparadas al esfuerzo de Bafana Bafana. En plenas semifinales del Mundial, Reason Wandi, un zimbabwo de 26 años que busca trabajo en Sudáfrica, fue tirado de un tren apenas en las afueras de Ciudad del Cabo. El diario Sowetan publicó fotos de cientos de zimbabwos escapando de la ciudad. En Johannesburgo, medio centenar de zimbabwos que habitan un monobloque en el barrio de Hillbrow recibieron amenazas anónimas advirtiéndoles que vuelvan a su país. La policía se instaló en Ramaphosa, el asentamiento en el que hace dos años quemaron a un mozambicano. Pobres que acusan a pobres de quitarles el trabajo. "¿Es posible que la misma gente que hace sólo una semana hinchó por Ghana como salvadora del orgullo africano cometa ahora esta violencia contra ciudadanos africanos?", se preguntó Thabo Leshilo en el Sunday World.
"El legado del Mundial". Es el debate hoy en Sudáfrica. La unidad más sencilla que logra una pelota, se engañan periodistas de firma, debemos trasladarla ahora a nuestra vida social, cultural y política. Como si fueran lo mismo. Y como si, por otra parte, los disensos no deberían formar parte de una vida en democracia. "Okey, ¿una Sudáfrica nueva?"¿Convenceremos entonces a los ricos a que paguen más impuestos, ganen menos dinero y asuman más riesgos para que este país deje de ser el más desigual de todos?", se pregunta Richard Calland, en el Mail&Guardian. Un país ?agrega el cineasta Zola Maseko? en el que el 5 por ciento de su población, que es blanco, posee el 95 por ciento de la riqueza. Este es mi sexto Mundial. El más inolvidable. Africa celebra medio siglo de independencia. Alberto II, rey de Bélgica, estuvo la semana pasada en la fiesta celebratoria de Congo. El rey Leopoldo II, su great grandnewphew, ordenaba cortar las manos y los pies a los esclavos que no cumplían con su cuota en las minas de cobre y marfil. Entre 1884 y 1908 Congo fue su propiedad privada. El rey Balduino, hermano de Alberto II, concedió en 1960 a Congo "el generoso regalo" de la independencia. Patrice Lumumba, primer ministro, le contestó que el "regalo" fue ganado "con la sangre y el sufrimiento" de la gente. Lo mataron seis meses después. La CIA colocó a Mobutu Sese Seko, un sangriento dictador que duró 32 años en el poder. Bélgica pidió disculpas en 2002 por su participación en el asesinato de Lumumba. Sus hijos presentaron demandas este mes contra 12 ciudadanos belgas. También hay juicios en otros tribunales europeos y de Estados Unidos por los años de esclavitud y colonialismo. En Sudáfrica, por ejemplo, señalan a la Compañía de las Indias Orientales, pionera de la salvaje explotación holandesa. "Forget and forgive" (olvido y perdón), me contestó Héctor, taxista de Johannesburgo, cuando me contó que en la final del domingo hinchó por Holanda. Anthony Butler escribió en Business Day que "cuando se apunta a las responsabilidades sobre el pasado, afrikaners (los boer, holandeses) e ingleses se acusan cínicamente uno a otro por un sistema (el apartheid) del que ambos se beneficiaron".
Ifa Kamau Cush se cansó de moralismos e hizo la cuenta en la revista New African. Gran Bretaña, por ejemplo, debería 34.543 millones de dólares por cien años de explotación de sus colonias en el Caribe. Y Estados Unidos, 71.965 millones de dólares, por esclavizar durante un siglo a medio millón de africanos. Uno de los íconos de cultura popular sudafricana que impuso el Mundial es la vuvuzela, difícil o directamente imposible de digerir en canchas argentinas. Neil van Schalkwyk, de 37 años, patrón de la Mascindane Sports Company, se frotó los dedos como supuesto inventor de la vuvuzela y dueño de la patente del redituable negocio. En pleno Mundial, recibió una demanda de la iglesia de Nazareth el Bautista (Shembe). Sus abogados alegaron que el profeta Isaías Shembe inició a la iglesia en el uso del instrumento desde 1910. La compañía fue obligada a llegar a un acuerdo. La vuvuzela está paga. Pero el mundo, sabemos, tiene una deuda algo mayor con África.
Hoy en un día gris y frio, pero muy lindo note que la frialdad invernal es contagiosa. Iba para lo de mis padres al medio día y me dispuse a tomarme el colectivo 413 en cualquier lugar de Buenos Aires. Había mucha gente esperando además del supervisor de la línea. En la parada había un hombre "discapacitado". Este muchacho iba hasta no muy lejos y le preguntaba a los pacientes del colectivo si con el pase que tenía, por su discapacidad, le permitía viajar sin pagar. Como lo que preguntaba era algo sumamente complicado, siniestro y de mal gusto, todas las personas a las que le preguntó emitieron la misma respuesta y con la misma indiferencia; "no sé". La última de la fila era una señora que le respondió algo distinto y con cierto grado de cariño ya que apoyó una de sus manos sobre la espalda del muchacho como cobijándolo en su escucha, como si fuera un amigo: "si porque no, tenes una discapacidad así que por ley podes viajar sin pagar siempre".
Cuando le pregunto este señor al inspector de la línea este respondió que no podía viajar porque el permiso que tenía era de color azul y tan solo valido para otra región así que no podía subir sin pagar.
Él no iba hasta muy lejos, el valor del pasaje eran unas cuantas monedas que se vuelan apenas nos descuidamos.
La señora conversó unos segundos con el controlador,
Mujer: "Bueno pero...podría hacer una excepción, tampoco es tan grave, es un muchacho nada más, son unas cuantas monedas solamente"
Guarda: "No no, no se puede, pero no es falta de voluntad -aclaró- es tan solo que si pasa algo el responsable es el chofer".
Mujer: "Ah, entiendo claro"
Finalmente la mujer pagó el pasaje del transporte público.
Es increíble y muy triste ver que la gente este con un grado tan alto de insensibilidad, indiferencia e individualismo, llegamos al punto de pensar que Galileo se equivocó y que el centro del sistema no es el sol sino nuestro ombligo.
En este caso en particular la respuesta del inspector responsable de la línea tiene varios puntos débiles y a criticar.
Las estadísticas están del lado de la seguridad vial, es algo raro ver accidentes en donde los colectivos están involucrados. Los hay pero no son tantos como para no dejar viajar a una persona con capacidades diferentes por esa razón, además si llegase a pasar algo, se imprime un boleto y listo, me gustaría pensar que el guarda pensó que luego no podría dormir meditando sobre la seguridad del posible viajante pero todos sabemos que no. Y digo que todos sabemos que no porque si hubiera habido algún tipo de voluntad por que este muchacho lleguese a destino y hacer que su vida sea por un segundo un poquitín mejor la solución era demasiado simple y a la vista. Podría por ejemplo haber hecho sacar un boleto como si hubiera pagado pero sin hacerlo y si pasaba algo este muchacho tenía el pasaje. Pero es mas simple decir NO y no responsabilizarse por nada ni por nadie. Es más fácil la vida si no nos la jugamos por algo. Las reglas son necesarias pero si no nos ayudan a mejorar el bienestar de la gente en algo están erradas. Cuando eso pasa, hay q romperlas y cambiarlas.
Necesitamos empezar a pensar en el otro para llegar así a mejorar nosotros. Para que esto pase, necesitamos empezar a pensar.
El libro de los abrazos. Eduardo Galeano. Siglo XXI, 1989
Pedro Algorta, abogado, me mostró el gordo expediente del asesinato de dos mujeres. El doble crimen había sido a cuchillo, a fines de 1982, en un suburbio de Montevideo.
La acusada, Alma Di Agosto, había confesado. Llevaba presa más de un año; y parecía condenada a pudrirse de por vida en la cárcel.
Según es costumbre, los policías la habían violado y la habían torturado. Al cabo de un mes de continuas palizas, le habían arrancado varias confesiones. Las confesiones de Alma Di Agosto no se parecían mucho entre sí, como si ella hubiera cometido el asesinato de muy diversas maneras. En cada confesión había personajes diferentes, pintorescos fantasmas sin nombre ni domicilio, porque la picana eléctrica convierte a cualquiera en fecundo novelista; y en todos los casos la autora demostraba tener la agilidad de una atleta olímpica, los músculos de una fuerzuda de feria y la destreza de una matadora profesional. Pero lo que más sorprendía era el lujo de detalles: en cada confesión, la acusada describía con precisión milimétrica ropas, gestos, escenarios, situaciones, objetos...
Alma Di Agosto era ciega.
Sus vecinos, que la conocían y la querían, estaban convencidos de que ella era culpable:
--¿Por qué? --preguntó el abogado.
--Porque lo dicen los diarios.
--Pero los diarios mienten --dijo el abogado.
--Es que también lo dice la radio --explicaron los vecinos--. ¡Y la tele!
(Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia)